domingo, 24 de octubre de 2010

Fútbol 5, pero 10 en tolerancia



El sábado 23 de Octubre tuvo lugar el VI encuentro futbolístico del Forat de la Vergonya en el barrio de Sant Pere en Barcelona. Un encuentro que lleva años celebrándose y que en sus inicios puede que tratara de denunciar el neoliberalismo, como dijeron desde la plataforma donde se encontraba el punto fijo de Radio ContraBanda, aunque ya ha quedado olvidado el " por qué" y ahora simplemente se trata de una costumbre entre los amigos y gentes del barrio. La radio acabada de mencionar retransmitía en directo los partidos pidiendo colaboradores de entre los asistentes para comentar los partidos, hacer entrevistas a los jugadores destacados o simplemente otorgaba la oportunidad de publicitarse para próximos eventos deportivos.

El campo era un pequeño rectángulo de tierra en el parque del Forat, marcadas sus líneas con una especie de yeso que se borraban con cada partido de 15 minutos, así que debían volverse a marcar. Los partidos eran de tipo informal y con unos árbitros voluntarios de entre los participantes que se hacían los despistados en las faltas, pero no hubo polémicas y sólo eran necesarios éstos para cronometrar los partidos, y pitar el inicio y el fin. El lema: "Jugar, disfrutar y beber, por ese orden", escuchado varias veces por los que comentaban los partidos, ya deja ver la "seriedad" de los partidos y sus jugadores. Los equipos, mixtos en su mayoría, debían salir a jugar con 4 jugadores y un portero; no había posiciones y el juego no era especialmente "jogo lindo", pero se veía algo que no se percibe en los partidos profesionales: sonrisas por doquier.

¿Cómo di a parar con este evento que se celebraba en una de las intrincadas y antiguas calles perpendiculares a Via Laietana? Mi hermano jugaba en uno de los equipos con unos amigos y amigas (tantas como ellos) y me instó a jugar. Lo mejor al llegar fue encontrar un acto que escondía más detrás de sí de lo que promocionaba (fútbol y diversión). En el ambiente se respiraba tolerancia, igualdad y respeto. Se veían personas de todas las edades, desde los más pequeños que no contaban los 5 añitos de edad, hasta los puede que 50 de algunos. También de todas partes del mundo como Chile, Paraguay, Pakistán, India, Marruecos... Hombres y mujeres casi en proporción, pero habiendo más de los primeros, pues el fútbol todavía se considera erróneamente un deporte de hombres. Tras cada partido, llama la atención, que los jugadores/ras se dieran la mano, bromearan y comentaran las faltas omitidas por el despistado árbitro.

No voy a hacer mención de ganadores o perdedores. En acontecimientos como los de este tipo, en los que prima el respeto y la amistad entre diferentes culturas, sexos y edades, sólo podemos hablar de ganadores, pues con ello ganamos todos.

Siento la falta de un soporte visual y prometo que el próximo año no faltará, ausente esta vez por el desconocimiento del evento en el que iba a participar entre las cálida callejuelas del Casco Antiguo de Barcelona.